miércoles, 9 de abril de 2014

Vicente de Beauvais: un prehumanista del s. XIII

   Es cierto que la obra bellovaca emerge en el marco de una economía burguesa, urbana, artesanal y gremial, pero el libro XI no es una sociología de la mecánica, es sobremanera una compilación histórica de las artes mecánicas.
  La guía maestra de este historicismo es el Liber excerptionum de Ricardo que, con fidelidad a Hugo, dividirá la didáctica de la mecánica en dos pares estableciendo arbitrariamente un cierto parangón con el trivium y el quadrivium. En primer lugar, con el apoyo de las Etimologías isidorianas, con el De architectura de Vitrubio, y el De re militari de Vegetio Renato, trató de las tres artes mecánicas que nos protegen del entorno natural y que se relacionan con las necesidades exteriores del hombre, a saber: lanificium o arte textil, donde plantea abundante información sobre la industria textil y los diferentes modos y formas de vestir, a continuación, abordó la armatura o técnicas relacionadas con el armamento, construcción de naves, o arquitectura civil y militar; y por último, la navigatio que nos brinda abundantes referencias sobre el comercio o arte de la economía fluvial medieval. A continuación, con el apoyo recurrente de las Etimologías, De agricultura de Paladius, De aluminibus et saliabus de Rhaces y del Libro de la convalecencia del alma de Avicena -considerada la enciclopedia árabe por excelencia- abordó la virtualidad de las cuatro artes mecánicas que nos protegen de las necesidades interiores. Se trata de la venatio o arte de la caza, que lejos de ser una actividad ociosa o lúdica se plantea como vía de primer orden para allegar alimentos; posteriormente aborda el arte de la agricultura o construcción de instrumentos rústicos; en tercer lugar, la theatrica o arte del ocio, que recoge aspectos lúdico circenses de gladiadores o deportes que poco tienen que ver con ludus medieval del que apenas se hace eco nuestro polígrafo; finalmente, aborda un estudio amplio de la alchimia o tratamiento de minerales que pone de manifiesto la especial e intensa arabización de estos saberes en el mundo medieval.



Javier Vergara Ciordia, en La idea de Europa en el siglo XVI: El 'Speculum doctrinale' de Vicente de Beauvais: un ideal prehumanista en la escolástica medieval, U.N.E.D.  Madrid 1999 p. 97 


Feria de Minerales de La Unión, Murcia. Foto T. Martín Melgarejo



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  Mas dejada aparte la subtileza de los argumentos, pongámonos a mirar la hermosura de las cosas que por la divina Providencia confesamos haber sido fabricadas. Y primeramente miremos toda la tierra, sólida, y redonda, y recogida con su natural movimiento dentro de sí misma, colocada en medio del mundo, vestida de flores, de yerbas, de árboles y de mieses, donde vemos una increíble muchedumbre de cosas tan diferentes entre sí, que con su grande variedad nos son causa de un insaciable gusto y deleite. Juntemos con esto las fuentes perennales de las aguas frías, los licores claros de los ríos, los vestidos verdes de sus riberas, la alteza de las concavidades de las cuevas, la aspereza de las piedras, la altura de los montes, la llanura de los campos. Añadamos a ésto las venas escondidas del oro y plata y la infinidad de los mármoles preciosos.


Exposición de minerales en la Unión. Foto A. Meroño

Fray Luis de Granada, Obras Completas t. IX, F.U.E. Madrid 1996, p. 54



                                                 

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