viernes, 8 de abril de 2011

Personajes en la vida de fray Luis de Granada

CATALINA DE ARAGÓN

A Don Gómez Suárez de Figueroa, Duque de Feria, Almeirín, 24 de enero de 1569
     Ilustrísimo Señor: Pax Christi
     Yo estaba deseoso de dar cuenta a Vuestra Señoría del estado en que estaban las cosas de estos Principes, en que V. S. tanto trabajó...
     Después de esto sucedió que el secretario se vio con el Cardenal y se quiso justificar y compurgar con él y ofrecerse a servirle. Y de ahí a pocos días, estando en consejo y preguntándole el Rey qué tenía de partido el visorey de la India, respondió el Cardenal que le parecía tener ocho mil ducados,  aunque no sabía lo cierto, pero que el secretario lo sabría. De estas cosas tomó el Rey ocasión para creer que el Cardenal estaba de la banda del secretario, y así se le quejó de esto, y también de todo lo hecho hasta allí: et quod gravius est, de esto y de otras conjeturas, y de las muchas hablas que le hacen estas personas que dije, vino a quejarse al Cardenal, diciendo que él y la Reina estaban ya hechos a una contra él, y otras cosas conformes a aquellos años. Mire V. S. hasta dónde han llegado con él: pero bástame ser V. S. a quien escribo. Estas quejas que tengo dichas no fueron en un tiempo, sino en diversos. (Cartas personales, p. 47)

CARDENAL INFANTE DON ENRIQUE

     Lisboa 1558
     Quisiera yo tener habilidad y tiempo para servir a Vuestra Alteza en este negocio: mas mientras nuestro Señor de otra cosa no provee, parecióme que podría aprovechar para el propósito este breve catecismo, que escribió un muy devoto y católico varón; el cual yo hice trasladar en lengua castellana al reverendo padre fray Juan de la Cruz (que para esto tiene especial gracia), con licencia de quitar lo que le pareciese menos suave, y añadir de otros autores (aunque esto fue pocas veces) lo que le pareciese necesario, para que con él pudiese Vuestra Alteza acudir a esta necesidad, mandándole leer en sus iglesias y donde más le pareciese necesario (Cartas literarias, p. 211)

FELIPE II

A Felipe II, Almeirín, 30 de enero 1580
     Católica Majestad:
     Ya que tomé atrevimiento para ofrecer a V. M. este tan pobre presente, también lo tomaré para ofrecerle con él mis pobres oraciones, aunque éste no es oficio nuevo, porque muchos años ha que lo hago, aunque pobre e indigno sacerdote, puesto que more en otros reinos, los cuales esperamos que presto sean de V. M., para que así como la fe con su favor se ha dilatado por las partes de Occidente, así se dilate por las de Oriente, y así lo que el demonio ha ganado en la desventurada Alemania, lo pierda en estos Nuevos Mundos que él hasta agora ha poseído.

Y no es de maravillar que todos hagan este mismo oficio, porque quien considerare que Dios escogió a V. M. en estos tiempos tan calamitosos para que fuese defensor de la república cristiana, columna de la fe, muro contra herejes y paganos, vara derecha de justicia, reformador de las religiones y ejemplo de virtudes, no tenga este cuidado de pedir a nuestro Señor conserve esta candela, que Él nos ha dado, por muchos años (Cartas personales, p. 56).

MARIA DE PORTUGAL
  
A la Serenísima Infanta Doña María, Lisboa 1561
     Tratado de algunas muy devotas oraciones, Lisboa 1561
     Como es tan conocida en estos reinos la cristiandad y religión de Vuestra Alteza, paresce que nadie le puede hacer mayor servicio que quien le ofresciere alguna cosa que sirva a su religión y devoción. Y porque entre todas las maneras de oraciones y devociones que hay, aquéllas son más aprobadas, que son tomadas de las palabras de la Escritura divina y de los dichos de los santos, tomé yo atrevimiento a servir a V. A. con ésta que de estas fuentes se ha cogido. La cual va repartida en ocho partes, conforme al número de las Horas canónicas que, contadas con las Laudes, hacen este número (Cartas literarias, p. 212).

REY DON SEBASTIÁN

De Don Juan de Borja a Zayas, Lisboa, septiembre 1573
     A la Reina (Doña Catalina) se le dijo la nueva (de la muerte de Doña Juana, madre del rey D. Sebastián) a los 16 de éste por fray Luis de Granada (Cartas alusivas, p. 332)

SAN JUAN DE RIBERA

A Don Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, Lisboa, 10 septiembre 1582
     Reverendísmo y Ilustrisimo señor: Impetrata paterna benedictione.
     Agora se me ofreció enviar a V. S. estas nuevas de aquellos santos mártires de Inglaterra, de los cuales el embajador que allá está escribe a S. M. brevemente, mas un amigo de don Juan Idiáquez escribe más a la larga de la manera que el negocio pasó. 

     Es historia que ha sido para mí de gran consolación, y por eso no me pude contener que no diese parte a V. Revd.ma Señoría de este convite celestial. Porque no sé qué manjar haya más suave, ni cosa de más admiración y devoción, que ver la lealtad que estos santos sacerdotes guardaron para con su Creador, renovándonos en esto la memoria de los mártires antiguos y mostrándonos que no falta en estos miserables tiempos quien imite la constancia de los mártires de aquéllos. ¡Bendito sea nuestro Señor, que tal espíritu y tal fortaleza dio a la carne y a la sangre! (Cartas personales, p. 92)

SAN IGNACIO DE LOYOLA

Al  Padre Pedro de Ribadeneryra, Lisboa, 23 de junio 1584
     Cuanto toca al libro de V. P., confieso que no dije en la carta (de 23 de junio) todo lo que siento. El fruto de él era que el padre Ignacio no murió, sino que está tan vivo retrato de virtud en esas letras como si lo estuviera entre nosotros, y ahí lo tiene siempre vivo sus hijos para ver en él, no la carne y sangre, sino su espíritu y vida y ejemplos de virtudes (Cartas personales, p. 131)

SANTA TERESA DE JESÚS

De santa Teresa de Jesús, Beas (Jaén), fines mayo 1575
     La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra paternidad, amén.
     De las muchas personas que aman en el Señor a vuestra paternidad por haber escrito tan santa y provechosa doctrina y dan gracia a Su Majestad, y por haberle dado a vuestra paternidad para tan grande y universal bien de las almas, soy yo una.

     Y entiendo de mí que por ningún trabajo hubiera dejado de ver a quien tanto me consuela oír sus palabras, ni se sufriera conforme a mi estado y ser mujer (Cartas recibidas, p. 298).

Fray Luis de Granada, Epistolario Córdoba (Obras Completas, t. XIX, Madrid 1998)

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