sábado, 30 de abril de 2011

Juan Pablo II y San Juan de la Cruz

     El profesor Álvaro Huerga tradujo la Tesis Doctoral La fe según San Juan de la Cruz de Karol Wojtyla, elegido por la Iglesia Papa Juan Pablo II, para la versión española publicada por la BAC en 1979. A las dificultades de la traducción, se añaden lo complejo del pensamiento sanjuanista, y la ilusión del doctorando por explicar los secretos de su misticismo. Pensamos que el profesor Huerga ha salido airoso de la prueba, a pesar de los vericuetos del texto que se encontró entre las manos. Las ideas fundamentales de la tesis de Wojtyla serían las siguientes:

     Por la fe se produce la unión con Dios, pero esa unión se da sin la posesión del objeto, lo cual produce una privación en el entendimiento que desea conocer su objeto, el cual se queda a oscuras, de ahí que para él es de noche. San Juan de la Cruz escribe:

     Se llama noche este tránsito que hace el alma a la unión con Dios

     Es noche, porque parte de la negación de los sentidos; es noche porque el medio de unión es la fe oscura al entendimiento; es noche, porque Dios en esta vida, es meta que no se puede alcanzar.

     Dios se comunica al alma en la fe, aunque escondido en la noche profundísima llamada medianoche. De esta forma el entendimiento alcanza a Dios y se une con Él, por medio de la fe. La purificación del entendimiento se realiza produciendo en él vacío y tinieblas, expulsando  la forma natural, y capacitándole así para recibir la forma sobrenatural. Decimos que el entendimiento entonces:

     Es el candelero donde se asienta esa candela de la fe

     La fe posee una semejanza esencial con la Divinidad que permite conseguir la unión del entendimiento humano con Dios. La luz sobrenatural se inserta en la luz natural del entendimiento, produciéndose la unión por semejanza. Esta unión con la Divinidad no se produce en ninguna otra criatura por carecer su entendimiento de semejanza con la divinidad, sin embargo la fe que posee este tipo de semejanza permite que el hombre se informe y asimile la esencia divina.

   Debajo de esta tiniebla se junta con Dios el entendimiento y debajo de ella está Dios escondido

     De otra forma el alma alcanza por amor la unión de su voluntad con Dios, por la privación del afecto a las criaturas. El amor consigue la semejanza en un impulso psicológico que permite al alma transformarse en Dios, tras la purificación de la voluntad, que es noche también para el alma.

     Juan Pablo II que aprendió español para estudiar a San Juan de la Cruz en su propia lengua, conservó ese amor por los escritores espirituales españoles y por nuestra lengua, durante toda su vida. Un acercamiento a esta tesis suya permitiría al gran público el acceso al concepto de la fe como medio para la unión con Dios, más allá de su magnífica poesía y del misterio de sus noches.

   Así que la semejanza es causa de amor, veamos lo que dice fray Luis otro escritor espiritual contemporáneo de San Juan, acerca de cómo Dios ha resuelto esta situación de alejamiento con el hombre:

     Veis pues ahora cuán grandes impedimentos hay de parte del hombre para amar a Dios. Porque siendo la semejanza causa de amor y de la unión de los corazones, ¿qué semejanza hay entre Dios y el hombre, donde vemos tanta diferencia de parte a parte? Pues ¿qué remedio para que haya semejanza donde hay tantas diferencias? Esta fue la invención admirable de la divina sabiduría, la cual de un golpe cortó a cercén todos estos impedimentos del amor, haciéndose hombre. Porque veis aquí a Dios, que era purísimo espíritu, vestido de carne: veislo abajado, veislo pobre, humilde, mortal y pasible, y sujeto a las mudanzas y cansancios de la vida humana, y sobre todo esto visible, para que el hombre que no podía amar sino lo que veía, vestido ya Dios de esta ropa, no tenga excusa para dejar de amarle. Y porque es también grande impedimento del amor la desigualdad de las personas, por donde se dice que no concuerdan bien ni moran en una casa majestad y amor, veis aquí también quitada la desigualdad, cuando de esta manera se abajó la Majestad y se acomodó a nuestra poquedad.

          

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