sábado, 2 de abril de 2011

Peticiones del Padre Nuestro

En el Tratado Séptimo del Amor de Dios, incluido en el Memorial de la vida cristiana II, tomo V de la Obra Completa incluye fray Luis algunas oraciones y consideraciones que sirven para encender el amor de Dios en nuestros corazones. El mismo Hijo de Dios por el misterio de su encarnación y pasión nos alcanzó la dignidad de hijos de Dios, no sólo de nombre, sino que nos dio también espíritu y corazón de hijos, por eso dice el Apóstol san Pablo: infundió Dios el espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual con un entrañable afecto os incita a llamarle de todo corazón padre, padre.

Siguiendo la forma de una meditación, hace primero un comentario sobre la oración del Pater noster, y luego se extiende explicando sus siete peticiones:

     Meditación primera
Padre nuestro

     Segunda meditación
Que estás en los cielos
Santificado sea vuestro nombre
Venga vuestro reino
Hágase vuestra voluntad como en el cielo así en la tierra

     Tercera meditación
Nuestro pan de cada día dánoslo hoy
Y perdonadnos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
Y no nos trayáis en tentación, mas libradnos del mal. Amén

En el capítulo IV del Compendio de doctrina cristiana II, tomo XXI, el escritor declara la oración del Pater noster de nuevo, con sus siete peticiones. Afirma que esta oración, que nos enseñó el mismo Hijo de Dios, contiene todo lo que se ha de pedir; al estar compuesta por Él nuestra confianza aumenta, pues podemos alegar ante el Padre, que nos manda su amado Hijo. Las peticiones están estructuradas como sigue:

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre.
Venga a nos el tu reino
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
Que perdone nuestras faltas y pecados Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
No nos dejes caer en la tentación
Líbranos del mal

Avisa el santo varón que pronunciando las palabras de esta oración, vayamos considerando lo que en ella se comprende, o lo que nos dé a entender el Espíritu Santo.

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