jueves, 30 de mayo de 2013

Las flores

     Mas ¿qué diremos de tantas diferencias de flores tan hermosas, que no sirven para mantenimiento, sino para sola recreación del hombre? Porque ¿para qué otro oficio sirven las clavellinas, los claveles, los lirios, las azucenas y alhelíes, las matas de albahaca, y otras innumerables diferencias de flores (de que están llenos los jardines, los montes, y los campos y los prados) dellas blancas, dellas coloradas, dellas amarillas, dellas moradas, y de otras muchas colores, junto con el primor y artificio con que están labradas, y con la orden y concierto de las hojas que las cercan y con el olor suavísimo que muchas dellas tienen? ¿Para qué, pues, sirve todo esto, sino para recreación del hombre, para que tuviese en qué apacentar la vista de los ojos del cuerpo, y mucho más los del ánima, contemplando aquí la hermosura del Criador y el cuidado que tuvo, no sólo de su mantenimiento, como padre de familia para sus criados, sino como padre verdadero para con sus hijos, y hijos regalados?.

Fray Luis de Granada Maravilla del mundo; selección y prólogo de Pedro Salinas, ed. Comares, Granada 1988, p. 27-9

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