viernes, 24 de mayo de 2013

Por la Cruz nos vinieron grandes bienes

     Todos estos tan grandes bienes que hasta aquí hemos referido, nos vinieron por el misterio de la Cruz. Pero no son éstos solos, sino otros muchos más. Porque, como dice Santo Tomás[1], mientras un corazón devoto filosofare más sobre estos misterios, más frutos y conveniencias hallará. Y para esto debe el hombre tomar por fundamento esta católica verdad, que es haber el Hijo de Dios hecho una cosa tan nueva y de tanta admiración como fue bajar del cielo a la tierra vestido de carne humana y padescido en cruz, y todo esto para destruir el reino del pecado y hacer a los hombres honradores de Dios y amadores de toda virtud…Porque reformado el hombre, todo el mundo queda reformado, pues queda ordenado al fin para el que Dios lo crió, y deformado el hombre, todo el mundo queda deformado y desordenado, pues sirve al enemigo de Dios.

Fray Luis de Granada, Obras Completas, t. XI, F.U.E. Madrid 1996, p. 181-2




[1] Cf. Summa theologiae, II-II, q. 82, a. 3 ad 2.

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